Huesca, 10 de noviembre de 2025-. Desde Cambiar Huesca-IU seguimos con preocupación las situaciones personales y familiares que la carencia de vivienda está provocando en nuestra ciudad. Por ello organizamos, en el Espacio Rosa Luxemburgo, una nueva jornada abordando este asunto, con el objetivo de dialogar y compartir situaciones e ideas para intentar dar con soluciones que, desde la política, logren favorecer el bien común.
En Huesca, a pesar de haber más de 6000 pisos cerrados y un 50% de personas que compran pisos de alta gama al contado, hay un alto porcentaje de población a la que no dejan pasar de la puerta de las inmobiliarias, que tienen que compartir pisos y, por si eso no fuera suficiente, familias alojadas en habitaciones de alquiler.
Según el informe Foessa 2025, la vivienda aparece como unos de los principales factores de la desigualdad y exclusión social, seguido de la precariedad laboral, que también afecta a la mitad de la población. Hoy, tener acceso a un empleo ya no salva de la pobreza: faltan recursos, los dispositivos están fragmentados, son barreras estructurales.
Hay 4 millones de personas excluidas en España y el 69% son españoles, es un problema que n sólo afecta a las personas migrantes. Eso sí, éstas últimas son los que más la sufren.
Para poder dilucidar y entender mejor estas situaciones hemos invitamos a que dieran su visión cuatro personas que parten de realidades diversas y nos van a dar su visión:
Bárbara Esteban, Coordinadora Cruz Blanca; María Ángeles Eito, Trabajadora Social de Cáritas; Óscar Izarre, Periodista y Jesús García Uson, Responsable de modelo productivo y ecologismo de IU-Aragón.
Ángeles Eito comenta que la brecha de desigualdad, lejos de disminuir es cada vez más grande. Un tercio de la exclusión la componen niños y niñas, personas extracomunitarios y personas de etnia gitana. Son personas que quedan fuera de todos los derechos y no pueden defenderse de los abusos, y ni siquiera pueden solicitar protección internacional porque ni pueden pedir cita. No se les mira con empatía, más bien con desconfianza. Acaban desempeñando empleos muy precarios y poco cualificados, lo que se llaman “ empleos de exclusión”.
El aumento de precios de los alquileres, frente a los bajos presupuestos familiares llevan a muchas personas a vivir en inseguridad residencial: insalubridad, afecciones físicas y emocionales… Arrastran los mitos de inactividad, poca iniciativa, vivir de ayudas….
Bárbara Esteban apunta que el sistema premia a los que más tienen. Los jóvenes tienen dificultad para hacer un proyecto de vida familiar, muchos permanecen en casa con 30 años y más.
Si hablamos de familias monoparentales, asumir un alquiler con tres mensualidades por adelantado imposible. Solo hay que ver la especulación a la que se ha llegado con los alquileres. Tampoco hay una oferta habitacional con mínimas condiciones dignas. Se ha impuesto vivir en hacinamiento.
No hay un pacto de estado ni un marco regulatorio que de soluciones factibles al problema.
Óscar Izarre, con respecto al empleo, comenta: “el trabajo ya no sirve para incluir a la gente, sólo el 25% de las personas que lo tienen pueden vivir de el”. En cuanto a la vivienda dice que “ se habla más de la ocupación que de los desahucios”.
Jesús García Usón reivindica que el mercado no está garantizando el derecho a una vivienda digna. Las comunidades autónomas tienen la competencias de este derecho constitucional y en Aragón tenemos pocas viviendas, son viejas y, además, medidas equivocadas en la cesión de los alquileres.
Por tanto, hay mucho margen de mejora. Empezando por una recaudación justa de impuestos, garantizando que la vivienda protegida lo sea siempre, mayor oferta de vivienda social y asequible, con políticas fiscales que pongan en marcha éstas viviendas y además la regulación de viviendas de uso turístico.
Tras varias intervenciones desde el público y debate con las personas ponentes, finalizaron unas jornadas con una muy buena asistencia de público.



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